La unidad psicofísica

TÉCNICA ALEXANDER

La separación de lo físico y lo psicológico o mental

Tenemos tendencia a separar los diferentes aspectos de nuestras vidas. Por una parte tomamos en cuenta cosas que consideramos físicas: el cuerpo, el movimiento, la postura, la tensión y la relajación. Y por otra todo lo que consideramos psicológico o mental: el estado de ánimo, las emociones, los sentimientos y los pensamientos. Basándonos en esa separación buscamos soluciones que proponen un acompañamiento dividido. Esta forma de pensar determina muchos de nuestros comportamientos. Sin embargo, esta idea es potencialmente limitante.

En gran parte de lo que hacemos en nuestras vidas diarias como músicos, tendemos a aferrarnos a estas separaciones ilusorias. Por ejemplo, definimos la técnica como el medio físico para concretar una concepción musical. Pero, ¿no entra en juego también lo que pensamos y sentimos?

Muchas veces buscamos las respuestas a nuestras problemáticas dentro de la práctica musical, separando cada una según su origen: físico, mental, emocional, pedagógico, social, etc. ¿Funcionará una solución para algún problema si separamos el cuerpo por un lado y el pensamiento por otro?

El enfoque de la Técnica Alexander

Para entender los principios de la Técnica Alexander, es útil mirar hacia atrás y conocer el camino que F.M. Alexander recorrió para solucionar el problema que lo dejaba sin voz.

Alexander nació en 1869 en Tasmania, una isla al sur de Australia. Desde muy joven quiso lograr una carrera como actor profesional. Su gran pasión era Shakespeare. A pesar de su talento, su temprano éxito teatral fue amenazado por un recurrente problema vocal. En el escenario, Alexander tendía a ponerse ronco, a veces incluso a perder la voz. Buscó asesoramiento médico y lo único que pudieron recomendarle fue descanso y aunque este remedio protegía su voz mientras se abstenía de usarla, no evitaba que la ronquera regresara una vez que volvía a recitar en el escenario.

Alexander sospechaba que sus problemas vocales no se debían ni al uso excesivo de su voz, ni a un defecto del mecanismo vocal en sí mismo. Valiéndose de varios espejos con la finalidad de observarse mientras actuaba, llegó a la conclusión de que la fuente de sus dificultades era la forma en la que usaba su voz.

El cuerpo y la mente como una unidad

Uno de los descubrimientos más importantes del proceso de Alexander fue darse cuenta de que el el pensamiento y el cuerpo no funcionan por separado: "Cuando comencé mi investigación, yo, como la mayoría de las personas, concebía el "cuerpo" y la "mente" como partes separadas del mismo organismo, y por lo tanto creía que los males humanos, las dificultades y las deficiencias podrían clasificarse como "mentales" o "físicas" y tratarse en líneas específicamente "mentales" o específicamente "físicas".

Alexander continúa diciendo que pronto abandonó este punto de vista, afirmando que sus experiencias lo llevaron a creer que es "imposible separar los procesos "mentales" y "físicos" en cualquier forma de actividad humana". El punto de partida de la Técnica Alexander es la conexión siempre presente entre cuerpo y mente, más que su conexión, su inseparabilidad misma.

El "sí mismo" y su aplicación en las actividades cotidianas

Consciente de cómo las palabras influyen en nuestras creencias y comportamientos, Alexander evitaba usar términos como "mecánica corporal" o "complejos mentales". En su lugar, se refería al organismo psicofísico humano en su totalidad como el "sí mismo". En el uso de Alexander, el término es una forma simple y abreviada de referirse a la persona completa. Alexander hablaba sobre el "uso de sí mismo" y sobre cómo el "sí mismo" reacciona y funciona.

Imagínate en una situación concreta: caminando por la calle, tocando un instrumento musical, cantando, corriendo, cocinando, lavado los platos o cualquier otra situación cotidiana. En cualquier actividad de la vida, cada parte de tu organismo está siempre presente, ya sea que la parte juegue un papel pasivo o activo.

No podemos movernos sin antes emitir una orden desde nuestro cerebro a los músculos a través de los nervios (lo que implica involucrar nuestro pensamiento). El cuerpo y la mente actúan en unidad, al mismo tiempo, siempre, ya sea que lo hagan de manera eficiente o no.

La integridad de tu ser significa que todo tu cuerpo, de la cabeza a los pies, desempeña un papel en cada una de tus actividades. Las diferentes partes juegan diferentes roles: algunos más pasivos, otros más activos, algunos muy importantes, otros menos. Para el músico integrado, todo el cuerpo es un instrumento vivo.

El Uso constructivo y nuestra unidad indivisible

Volviendo a los problemas vocales de Alexander, la causa de su ronquera en el escenario no fue la forma en que mal utilizaba su voz, sino la forma en que se usaba a sí mismo al hablar. En su tercer libro, titulado "El Uso de Sí Mismo", Alexander recuerda que, al declamar, llevaba su cabeza hacia atrás y hacia abajo, deprimía su laringe, acortaba su torso y tensaba sus piernas y pies. Para eliminar su problema vocal, no fue suficiente para él cambiar el uso de su voz: tuvo que cambiar la coordinación de todo su ser, es decir, la forma en la que se usaba a sí mismo.

A medida que aprendía cada vez más sobre cómo se usaba a sí mismo, Alexander tuvo una gran revelación que lo cambió todo. Se dio cuenta de que estos malos usos aparentemente físicos eran el resultado directo de lo que deseaba hacer cuando hablaba y declamaba, es decir, estaban relacionados a sus intenciones y creencias. No era posible hacer cambios físicos en su coordinación sin cambiar, ajustar o abandonar esas intenciones y creencias que desencadenaban los hábitos que lo llevaban a lastimarse.

El uso constructivo de nuestro organismo requiere que empecemos a pensarnos como una unidad indivisible, en la que cada pensamiento y cada movimiento interactúan para generar la actividad necesaria que nos ayudará a lograr nuestros objetivos.

Para convertirnos en músicos integrados y saludables, no es necesario cantar y tocar de manera relajada. Es necesario reunir todas nuestras capacidades en un todo equilibrado, en el que las partes del cuerpo estén interconectadas, el cuerpo y la mente estén interconectados, nuestro organismo y nuestro instrumento estén interconectados... y nuestra unidad psicofísica y la música se conviertan en una sola cosa.

Bibliografía utilizada como referencia:
  • Wilfred Barlow, Ethology and Stress Disease

  • Pedro de Alcántara, The Alexander Technique, a skill for life

  • Pedro de Alcántara, Indirect procedeurs

  • F.M Alexander, The use of the self

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