Uno de los objetivos del trabajo de Alexander fue el de crear las condiciones necesarias para un funcionamiento organizado de tal manera que cada parte de nuestro organismo realice su propio trabajo en armonía y sin interferencia. 

Adentrarnos en esta investigación puede llevarnos a cuestionarnos muchas ideas que fundamentan nuestra vida y muchas veces no es fácil, pero si nos atrevemos a hacerlo, nuestros hábitos pasarán a convertirse un proceso de cambio y desarrollo que nos llevará a conocernos mejor.

Enfrentándonos al estímulo constante de la vida, podemos siempre reaccionar de una manera saludable, utilizando los mejores medios que requiera cada situación, o podemos reaccionar de forma perjudicial, consiguiendo nuestros objetivos sin tener en cuenta los medios a través de los cuales los vamos a conseguir.

Cada parte refleja el conjunto: cualquier actividad de la vida, por muy insignificante que parezca, compromete a la totalidad del organismo psicofísico.

El Control Primario es un mecanismo del “patrón total” en el uso de nosotros mismos. Idealmente, el patrón total (innato) debería tener prioridad sobre todos los patrones parciales (aprendidos individualmente).

Naturalmente, no-hacer es un tipo de hacer, pero es muy sutil. La diferencia es que al hacer, lo haces, mientras que al no-hacer, ello te lo hace. Aquellos de ustedes que nunca han tenido experiencia práctica de la Técnica Alexander probablemente encontrarán esto difícil de entender”.

En la Técnica Alexander, hablar de “dirigir” o “enviar direcciones” es hablar de pensar. Pero eso no significa actividad intelectual aislada. Aprender a dirigir no es “entrenar la mente” o “entrenar el cuerpo”. Es más bien establecer, cultivar y refinar las conexiones entre lo que pensamos y lo que hacemos.