Los músculos que usamos al tocar… y cómo funcionan realmente
NEUROCIENCIA Y ANATOMÍAFLAUTA TRAVERSA
Felipe Bojórquez Espinosa
Hablemos un poco de nuestros músculos
Aunque este artículo tiene un enfoque algo “técnico”, mi intención es explicarlo de la manera más clara y sencilla posible. No se trata de un texto médico ni busca ofrecer una explicación científica profunda; más bien, es una introducción para que cualquier músico pueda empezar a comprender las bases del funcionamiento muscular, un tema fundamental para entender qué sucede realmente en nuestro cuerpo cuando tocamos nuestro instrumento.
Podemos decir que, al tocar nuestro instrumento musical, usamos los músculos de tres formas principales:
Variando su longitud: Un ejemplo claro es cuando flexionamos el codo. Esta articulación está unida en el lado interior por el músculo sujeto por un extremo al hueso del antebrazo, y por el otro extremo al hueso de la parte superior del brazo. Esto permite que las fibras musculares se contraigan, acortándose y acercando el antebrazo al brazo, reduciendo el ángulo de la articulación del codo.
De manera similar, cuando extendemos el codo, el ángulo se incrementa, pero en este caso, los músculos activos están ubicados de forma que pasan por el exterior del codo.
Los movimientos de flexión y extensión NO se deben a músculos de tipos diferentes, sino que dependen de dónde están unidos y qué tipo de movimiento pueden producir al contraerse.
Variando el grado de tensión en un músculo: Esto ocurre cuando se mantiene el ángulo de una articulación contra una resistencia, como el peso de un instrumento musical. Un caso claro es el de los instrumentos de viento madera y la trompeta. Aunque algunos de ellos se tocan con un talí, que distribuye el peso y reduce en parte la "responsabilidad" de los brazos, estos instrumentos se sostienen y equilibran en una posición que requiere mantener los codos flexionados, lo que implica conservar relativamente fijo el ángulo de la articulación frente a la resistencia generada por el peso del instrumento.
No debemos pensar que contracción siempre significa acortamiento, ni que relajación es sinónimo de alargamiento. Todo depende de las circunstancias, como la influencia de la gravedad o la acción opositora de otros músculos.
La contracción podría acortar un músculo, moviendo un hueso, o simplemente tensar el músculo lo suficiente para mantener su longitud contra una resistencia (ya sea de otro músculo o de una fuerza externa, incluida la gravedad).
Sin variar la longitud ni la tensión: Es importante notar que también usamos los músculos para evitar alterar su longitud o tensión. Esto sucede cuando los mantenemos en su estado actual, ya sea continuando con el trabajo que están realizando o simplemente evitando que interfieran donde no los necesitamos.
Esta función se vuelve más clara cuando reflexionamos sobre el hecho de que los músculos no trabajan de manera aislada, trabajan en grupos (a veces muy grandes, que van desde la cabeza hasta los dedos de las manos y los pies), y sus relaciones son complejas.
Cuando realizamos un movimiento, sea cual sea, usamos:
Los músculos responsables de ese movimiento (primarios).
Los músculos que se oponen a los músculos primarios (antagonistas/opositores): estos deben relajarse, pero no demasiado rápido, o el movimiento será abrupto.
Los músculos que estabilizan la parte del cuerpo sobre la que se mueve la parte móvil (por ejemplo, una puerta no se movería si el marco no está fijo).
Los músculos responsables de mantener el equilibrio de todo el cuerpo en la situación cambiante creada por el movimiento.
Los músculos responsables de mantener la forma del cuerpo, la integridad de la estructura dentro de la cual o sobre la cual ocurre el movimiento.
Los músculos “pasivos” que no queremos que participen en la actividad: es decir, prevenimos consciente o inconscientemente la actividad muscular que podría interferir con lo que queremos hacer. Este uso "negativo" de la musculatura es muy importante.
Las funciones de los músculos.
En cuanto a las funciones musculares relacionadas con el movimiento, podemos hablar de tres, a grandes rasgos, y para no complicarnos demasiado la vida:
Fuerza
Resistencia
Equilibrio o estabilidad
Estas tres funciones dependen en gran medida de nuestra flexibilidad.
¿Qué es la flexibilidad y de qué depende?
La flexibilidad es el rango de movimiento que tiene cada una de nuestras articulaciones. Es importante entender que cada persona tiene una predisposición genética a un grado de "rigidez" o "flexibilidad". Y además, la estructura ósea varía de una persona a otra, lo que también establece límites en los movimientos que podemos realizar.
Nuestros huesos no son iguales; no tienen el mismo tamaño, forma o rotación, lo que influye enormemente en nuestro movimiento. Es por eso que intentar imitar movimientos o posturas sin tener en cuenta nuestra propia estructura puede llevar a desarrollar lesiones.
Con las siguientes imágenes puede quedar más claro a lo que me refiero:
En la primer imagen podemos ver dos omóplatos (o escápulas) derechos vistos desde su parte posterior. En la imagen se puede notar claramente cómo el acromion del omóplato de la izquierda no cubre la cavidad del hombro. Esto ocasionaría que la acción de levantar los brazos sea completamente distinta entre ambas personas. La persona con el omóplato de la derecha, tendría un límite mucho más inmediato que el de la izquierda.
Esta es una de las razonespor la que no estoy de acuerdo en que exista una “postura correcta” para tocar un instrumento musical determinado, y siempre intento que cada quien pueda encontrar una relación constructiva entre sus articulaciones a través de la observación propia del movimiento de su propio cuerpo, y no intentando reproducir una imagen de lo que supuestamente es “correcto”.
Entonces, ¿cómo podemos volvernos más flexibles?
Se suele pensar que el trabajo mecánico, como repetir estiramientos todos los días para que “nuestros músculos se acostumbren”, es la forma más eficiente de lograr mayor flexibilidad. Sin embargo, estudios recientes han refutado muchas teorías sobre el trabajo mecánico y actualmente se sabe que la flexibilidad depende en gran medida de nuestro sistema nervioso.
Nuestra flexibilidad está íntimamente relacionada con la idea que tenemos de "hasta dónde podemos llegar". Se podría decir que nuestra flexibilidad se desarrolla mucho más rápido cuando confiamos en nuestro cuerpo que cuando repetimos mecánicamente un ejercicio.
Claro que los ejercicios de estiramiento son indispensables para desarrollar mayor flexibilidad, pero serán mucho más eficaces y saludables dependiendo de cómo se realicen y se dirijan (volvemos al tema del uso consciente).
Ahora sí vamos con las funciones musculares:
Fuerza: Tener músculos fuertes NO garantiza que se activarán de manera eficiente para realizar movimientos coordinados y eficientes. Glenn Withers, fisioterapeuta del equipo de fútbol Manchester United, menciona lo siguiente: “Habiendo trabajado en varios equipos de fútbol en los últimos 10 años, puedo decir que el problema principal en muchos futbolistas de élite es que tienen un excelente entrenamiento en fuerza, pero carecen casi por completo de estabilidad. Esa falta de estabilidad en las articulaciones es la principal fuente de lesiones en el deporte profesional.”
La fuerza nos permite hacer movimientos explosivos y rápidos, fuertes y momentáneos. La pregunta importante aquí sería: ¿qué tanta fuerza necesitamos realmente para tocar nuestro instrumento musical?
Obviamente que necesitamos cierta fuerza muscular para tocar nuestro instrumento musical, pero seguro que necesitamos mucha menos de la que utilizamos normalmente.
Estabilidad: Nuestra estabilidad es la capacidad del sistema nervioso para responder de manera eficiente al desequilibrio. Esta capacidad nos permite equilibrar nuestro esqueleto y movernos por el mundo. También es lo que mantiene nuestras articulaciones unidas.
Cuando alguien carece de estabilidad, sus articulaciones tienen mayor riesgo de dislocarse (como sucede con los deportistas mencionados por Glenn Withers). Nuestra estabilidad depende del sistema nervioso autónomo y tenemos poco control directo sobre los grupos musculares que nos la proporcionan. Se podría decir que “debemos dejar que funcionen por sí solos”.
Dado que la fuerza es la actividad muscular a la que tenemos acceso de manera “directa”, cualquier intento de generar estabilidad de manera artificial nos llevará a hacer fuerza para permanecer estables, y esto generará tensión innecesaria… es decir, seguramente nos pasaremos de la fuerza que necesitamos.
La estabilidad es algo que debemos “permitir” y no algo que debemos “hacer”.
Resistencia: Es común confundir fuerza con resistencia, pero no son lo mismo, la resistencia está controlada por fibras musculares diferentes.
Este tipo de resistencia al que me refiero (que es la que necesitamos para tocar) es generada por nuestros “músculos posturales”, que trabajan todo el día para mantener nuestro cuerpo erguido en contra contra de la gravedad. Los músculos posturales también son en gran parte autónomos, y no podemos controlarlos de forma directa. Igual que los músculos relacionados con la estabilidad, estos también son grupos musculares que necesitamos “dejar trabajar solos”.
Cualquier intento de generar resistencia, por ejemplo, cuando sentimos cansancio, nos llevará a generar fuerza, lo que crea tensión innecesaria en lo que estamos haciendo.
Es por eso que nuestra idea de “esforzarnos al máximo” resulta bastante contraproducente cuando la aplicamos en un momento en el que sentimos cansancio. Hay que tener mucho cuidado cuando pensamos que el “esfuerzo” es lo que nos ayudará a conseguir nuestras metas, pues todo esfuerzo que hacemos puede convertirse fácilmente en tensión muscular que no necesitamos.
La importancia del descanso
Una vez que hemos entendido las bases sobre cómo funcionan nuestros músculos y sus distintas funciones, que nos permiten tocar y tener una práctica musical saludable, es importantísimo comprender que, para que los músculos permanezcan sanos y puedan trabajar de forma eficiente, resulta fundamental aprender a descansar de forma activa e incluir los descansos como parte esencial de nuestra práctica musical cotidiana.
Si te interesa aprender más sobre cómo utilizar de forma constructiva el descanso activo dentro de tu práctica musical, te invito a leer mi artículo sobre cómo estudiar en bloques y descansar, puedes acceder desde el siguiente botón:


En la segunda imagen podemos ver dos fémures vistos desde arriba y con la parte inferior paralela. El movimiento y flexibilidad de la articulación de la pierna con la pelvis será completamente diferente entre estas dos personas. Si ambas fueran flautistas (por poner un ejemplo) e intentaran tocar poniendo los pies paralelos, ya se de pie o en la silla, cada una de ellas haría un esfuerzo bastante diferente, a una definitivamente le sería mucho más fácil que a la otra.


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