El Control Primario es un mecanismo del “patrón total” en el uso de nosotros mismos. Idealmente, el patrón total (innato) debería tener prioridad sobre todos los patrones parciales (aprendidos individualmente). En otras palabras, cada acción local (la actividad de brazos, manos, pies, labios, ojos, etc.) debería ser ejecutada en armonía con la coordinación del patrón total que inicia la coordinación dinámica que tiene la cabeza con el cuello y la espalda. Si una determinada acción no ocurre en armonía con esta relación, el mal uso resultante afecta a cada parte del organismo, desde la cabeza hasta los dedos de los pies, y a cada aspecto de su funcionamiento (respiración, circulación, digestión, tensión muscular, etc).

Para entender exactamente qué es el Control Primario, es de mucha utilidad saber primero lo que no es:

1. No es algo que se adquiere; todos los seres vivos que tenemos una cabeza, un cuello y una espalda, tenemos Control Primario. Lo que se puede adquirir es una cierta forma de utilizar ese Control Primario. Aprender un uso consciente del Control Primario podría llegar a sentirse como algo “nuevo” pero esto no quiere decir que esté ideado de una manera artificial. Si observamos a un gato o un perro correr o saltar; o a un niño pequeño empezar a aprender a caminar, podremos observar que la orientación de su cabeza influye en toda la organización de la totalidad de su organismo. En los animales bípedos, el Control Primario se manifiesta de manera distinta que en los animales cuadrúpedos, pero tiene el mismo efecto integrador sobre la coordinación del patrón total.

2. No es algo que tenga que ver con una “posición correcta de la cabeza”. Alexander habla de relatividad entre la cabeza y el cuello, y entre estos y la espalda. Esta relatividad implica un equilibrio dinámico, una relación cambiante en la que la fijación no tiene lugar.

3. No es algo que el “cuerpo” haga independientemente de la “mente”.

Entonces, el Control Primario es una relación dinámica (entre la cabeza, cuello y espalda) y siempre cambiante que funciona todo el tiempo, ya sea de manera constructiva o de manera destructiva, y en cualquier posición. Claro que es obvio que algunas posiciones del cuerpo favorecen más que otras, tanto en lo referente a su eficiencia práctica como en su efecto sobre nuestro funcionamiento. A estas posiciones las llamamos “posiciones de ventaja mecánica”. La preocupación principal de la Técnica Alexander, sin embargo, no es enseñar mejores posiciones, sino la de enseñar un mejor uso de nosotros mismos que resulte en una libre elección de maneras más constructivas de posicionarnos y movernos en el espacio.

Cabeza, cuello y espalda están unidos en una relación postural sumamente delicada y vulnerable. La cabeza, además de alojar el cerebro, los ojos, oídos, nariz y boca, es también la sede de dos importantes mecanismos del equilibrio, el óptico y el vestibular. Aunque la mayoría de la gente parece creer que entiende lo que es una postura correcta, generalmente se disculpan por no adoptarla ellos mismos. La idea de postura tiende a despertar asociaciones negativas con las órdenes de los maestros en la escuela y de los sargentos de instrucción. La mayor parte de nosotros damos por supuesta esta cuestión sin reflexionar sobre ella.

No llegar a adoptar una postura plenamente erguida representa un fallo en la exploración de nuestro potencial para ser plenamente humanos. Lamentablemente, parece que no nos diéramos cuenta de que tenemos opción en este asunto. A este respecto, Walter Carrington escribió:

Cuanto más sabemos cómo funciona el organismo, más comenzamos a apreciar sus vastas complejidades y más evidente se nos hace que no podemos esperar grandes logros mediante la intervención cortical directa. (Por eso los consejos resultan siempre inútiles.) El control que puede ejercerse conscientemente es un control de la opción, una decisión de actuar o de no actuar de cierta manera, en cierta dirección, en cierto momento.”i

Sir Charles Sherrington también escribió al respecto:

El dominio del cerebro sobre los mecanismos reflejos no adopta la forma de una intervención en los detalles del reflejo, sino que más bien dicta al mecanismo reflejo “puedes actuar” o “no puedes actuar”.ii

La importancia del Control Primario reside en el hecho de que actúa como una clave para la coordinación de todo el organismo. Si podemos alcanzar una plena comprensión de todas las sutilezas del equilibrio de la cabeza, entonces seremos capaces de hacernos responsables de nuestros propios reflejos de corrección y, con ello, nos liberaremos de las reacciones de actitud fijas. Dicho de otra forma, cuando aprendemos a reconocer conscientemente nuestro estado equilibrado de reposo, aumentamos la posibilidad de que nuestros actos sean reacciones espontáneas a la situación del momento en vez de venir prefijados por los residuos inconscientes de nuestro pasado.

i Walter Carrington, Systematics (1970)

ii Charles Sherrington, The Endeavour of Jean Fernel

Libros recomendados:

  1. Control Consciente y Constructivo del Individuo (F.M. Alexander)
  2. The body in motion (Theodore Dimon Jr.)
  3. Neurodynamics (Theodore Dimon Jr.)